Durante nuestro roadtrip a los Países Bálticos y Helsinki estuvimos un día en Tartu, ciudad universitaria de Estonia la cual está considerada como la capital cultural del país. Nos alojamos en Hektor Design Hostel (esto no es ningún anuncio publicitario), un hostel económico y bien situado solo a 15 minutos a pie del centro.
Ya en los alrededores de la zona más céntrica se va notando ese ambiente especial, el de una ciudad enrollada y con mucha vida. Aquello que tienen las ciudades en las que los universitarios les imprimen ese toque. Callejuelas, pubs, grafittis, estatuas, etc. Una de ellas es la famosa de los Wildes en la que podemos ver a Oscar Wilde y su primo hermano estonio Eduard Vilde en sentados un banco.
Un par de calles más hacia abajo se encuentra la plaza del Ayuntamiento, un edificio por cierto realmente bastante bonito y acorde con su entorno.
Una de las cosas más atractivas y reconocibles de esta ciudad es la famosísima estatua de los estudiantes besándose, símbolo de lo que significa Tartu. Esa ciudad juvenil, desenfadada y feliz.
Hay muchos bares y cafés por la zona los cuales se llenan de gente. Os aconsejamos perderse por este bonito centro peatonal hasta llegar a la famosa universidad.
Más adelante se llega al otro punto famoso de Tartu, Toomemägi. Toomemägi significa «colina de la catedral» y obviamente está en una pequeña colina y alberga algún que otro tesoro, como por ejemplo una antigua catedral y fortaleza del medievo, aunque de eso ya quedan algunas ruinas.
Pero Toomemägi hoy es más que eso. En sus alrededores hay algunos edificios públicos que pertenecen a la universidad además de algunos parques donde hay monumentos dedicados a los licenciados más destacados de la ciudad.
También su famoso Puente del Ángel, en el cual según cuenta la leyenda todo aquel que lo cruce conteniendo la respiración verá cumplidos sus deseos.
Por último cabe destacar también la piedra de los sacrificios, lugar de culto de los estonios paganos, y en donde ahora los jóvenes universitarios queman sus apuntes una vez acabado el curso.
Después de ver la zona de la colina os recomendamos volver de nuevo a la plaza del Ayuntamiento donde podéis comer en cualquiera de los múltiples bares y restaurantes que inundan la zona peatonal.
Como veis, Estonia no es solo su conocidísima Tallin. En un solo día se puede ver esta pequeña ciudad con el carácter típico que le imprimen los jóvenes universitarios que la pueblan durante la época escolar.
Es una buena visita para hacer durante un roadtrip por este pequeño país báltico. Así que si os interesa podéis ver el itinerario y presupuesto de 15 de la ruta que hicimos por Estonia y los demás países bálticos con niños.
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