Después de un año de trabajo y un largo invierno, nuestras mentes ya estaban pensando cual iba a ser nuestro destino vacacional. Bueno, para ser sinceros, dichas dos mentes se han pasado todo el año debatiendo y consensuando ese nuevo destino. Y la verdad, es que después del gran sabor de boca que nos dejó Madeira en nuestro anterior viaje, Sonia y Bruno tenían una idea bastante clara. Queríamos volver a otra isla. La duda era saber cual sería la escogida. Pues bien, tras un tiempo de debate y varias candidatas, la escogida fue Lanzarote, una de las 7 islas afortunadas que forman las Canarias.
Lanzarote es una isla totalmente diferente a Madeira. Mientras la isla portuguesa se caracteriza por su gran vegetación y clima húmedo, Lanzarote es un lugar árido, seco, y con muy poca flora. Únicamente la que es capaz de aguantar largas temporadas de sequía. Y realmente ese fue el motivo por el cual escogimos Lanzarote. Para vivir el contraste con nuestro anterior viaje. Pasar de un lugar lleno de flores y árboles, a otro totalmente árido desértico. Del verde al marrón y rojizo.
Una vez decidido el destino, tocaba organizar la hoja de ruta. Guías de viaje, páginas web, etc. nos ayudaron a conocer un poquito más todo lo relacionado con el lugar donde íbamos a ir. Y así, teníamos todo más o menos organizado para emprender un nuevo viaje
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