Último día del año. Un día que amanece frío y gris siguiendo la tónica que nos acompaña en este viaje a Bélgica. Aunque eso no va a ser un impedimento para que hagamos todo lo que nos hemos propuesto para hoy. Tenemos todo una jornada por delante para ir al Atomium a las afueras y después al centro para conocer tanto el Parlamento como la Comisión europea, lugares donde se toman muchas de las decisiones políticas que nos afectan en nuestro día a día.

Así que en primer lugar tomamos el metro que nos lleva a la zona del Atomium. Se trata de una estructura de 102 metros de altura construida para la exposición general de 1958. Representa un átomo de hierro ampliado 165 mil millones de veces. El Atomium significa para Bruselas lo mismo que la Torre Eiffel para París. Son símbolos que, creados para sorprender al mundo durante la exposición universal de cada ciudad y criticados en un primer momento, se han convertido en el mayor atractivo turístico de cada capital.

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Al llegar a sus cercanías vemos como este símbolo se levanta imponente ante todo su alrededor. Visto de lejos impresiona, y tal como te vas acercando te das cuenta de lo realmente grande que es. El Atomium se puede visitar ya que cada una de sus gigantescas bolas son salas de exposición, mientras que las rectas que los unen son escaleras mecánicas. Habíamos leído que las colas eran interminables pero se ve que hemos tenido suerte y no hay casi nadie así que tras hacernos algunas fotos hemos decidido entrar.

Ciertamente el interior del Atomium es bastante decepcionante. Hay objetos de la época como electrodomésticos que en su día eran última tecnología.También hay láminas, fotos, etc. sobre acontecimientos de finales de los años 50. Pero poco más, quizá las vistas desde arriba fueron lo mejor.

Al lado del Atomium está el parque Mini Europa, que es un parque en el que están las maquetas (obviamente más pequeñas) de los edificios más representativos de cada uno de los países que forman parte de la Unión Europea. Vale la pena entrar y dar un paseo ya que las maquetas están muy bien hechas y te transportan al país en cuestión. Además también hay maniquíes con los trajes típicos de los países en los que uno se puede poner para hacerse una graciosa foto.

 Y después de pasear por el Big Ben, el Partenón de Atenas o la Torre Eiffel nos marchábamos al centro más moderno de Bruselas para ver los edificios que albergan las instituciones europeas. Además justamente ahora España ejerce como presidenta de turno por lo que alguno de los edificios está decorado con este motivo. Tampoco es que nos ilusione de manera especial el lugar, pero ya que estamos en Bruselas esta era una visita prácticamente obligada ya que queramos o no, en la Comisión y Parlamento Europeo los políticos elaboran leyes o aprueban ayudas y subvenciones que nos benefician o perjudican cada día.

Una vez hecha la visita de rigor decidimos irnos a comer algo al casco Antiguo y pasar por allí la tarde antes de ir a arreglarnos para pasar la nochevieja. Hoy no llueve y podemos disfrutar mejor de la Grand Place ya que ayer con las prisas de la llegada y el mal tiempo apenas pudimos estar por allí. La plaza es grandísima y mires por donde mires, es preciosa por cada uno de sus cuatro lados.

Al salir de la plaza en su lado noreste se encuentra la estatua del Cristo de Nosek, el cual dicen que te da salud si lo tocas. Y como nos gusta hacer todo lo que las tradiciones de los lugares donde vamos dicen pues nosotros, por si acaso, lo tocamos.

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Sin lugar a dudas una de las cosas más famosas de Bélgica es su chocolate. Un chocolate que está en multitud de tiendas y escaparates. Además en muchas de ellas hay figuras o edificios hechos con chocolate, como por ejemplo el Manneken Pis. Así que no pudimos evitar la tentación de entrar a verlo y comprar un variadito de chocolate. Está riquísimo!!!

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Después de una ducha calentita y ya caída la noche nos fuimos a cenar a un restaurante que habíamos reservado desde España siendo previsores. Concretamente Chez Leon, uno de los más famosos y antiguos (que no caros y lujosos) de Bruselas y conocido por cocinar los mejillones con diferentes recetas.

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Y después de una bonita cena ya tocaba finalizar el día y el año en la Grand Place. Teníamos curiosidad por ver como iban a ser las campanadas de fin de año en esta ciudad. Desde un buen rato antes de las 12 la plaza está a rebosar de gente y logramos sentarnos en uno de los portales en alto que hay por los edificios. El ayuntamiento está perfectamente iluminado para la ocasión y ya solo falta esperar las campanadas.

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Pero resulta que para nuestra sorpresa al llegar las 00:00h no ocurrió absolutamente nada. Las campanas no sonaron por lo que cambiamos de año sin darnos cuenta. La verdad es que fue bastante decepcionante ya que al menos espérabamos escuchar las campanadas cual Puerta del Sol de Madrid. Pero en fin, nuestro gozo en un pozo. Suponemos que fue para evitar cualquier altercado o lanzamiento de botellas al cumplirse las 00:00h en punto. Así que nos besamos, nos hicimos una foto y nos fuimos a dormir.

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Feliz año 2010 a todos!!!

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